Con el tiempo, el estrés ha ido manifestándose de diferentes maneras, adaptándose al contexto en el que se genera. Si ponemos el foco en nuestros días, la ansiedad del multitasking, el burnout o el FOMO son términos cada vez más presentes en los cuadros de salud mental de nuestro siglo, pero, ¿a qué se refieren estos términos? ¿Por qué son algunas de las causas del estrés más importantes?
La OMS calcula que el 25% de los pacientes examinados por el médico de cabecera presentan síntomas de ansiedad. También indica que, a lo largo de la vida, el 15% de la población desarrolla alguno de los trastornos relacionados con esta dolencia. Solo en España existen 6 millones de personas con depresión. Además, las consultas por ansiedad y estrés han ido en aumento. Esto tiene también su reflejo en los hábitos de las personas: en nuestro país, el consumo de antidepresivos se ha triplicado en los últimos diez años.
¿Qué es el estrés?
El estrés es una reacción física y psicológica que se produce en respuesta a demandas o amenazas percibidas. En realidad, es un mecanismo de defensa natural que prepara al cuerpo para enfrentar o huir de situaciones consideradas peligrosas o desafiantes.
A corto plazo, esta respuesta de "lucha o huida" puede ser beneficiosa, ayudando a la persona a actuar con mayor rapidez o fuerza. Sin embargo, cuando esta condición se prolonga más allá de lo necesario para enfrentar la situación temporal, puede convertirse en un riesgo serio para la salud.
De hecho, el estrés crónico puede desencadenar una serie de respuestas hormonales que afectan negativamente el bienestar general y la funcionalidad de una persona en su vida cotidiana.
¿Cuáles son las principales causas del estrés?
Las causas del estrés pueden variar enormemente dependiendo de las circunstancias individuales y del entorno. Sin embargo, existen algunos factores comunes que tienden a inducir estrés:
Demandas laborales: expectativas de rendimiento elevadas, horas de trabajo largas y conflictos en el lugar de trabajo.
Problemas económicos: dificultades financieras como deudas, falta de recursos o inseguridad económica.
Presiones académicas: carga excesiva de tareas, presión por obtener buenas calificaciones y competencia entre compañeros.
Dinámicas familiares y relaciones personales: conflictos con familiares, problemas de pareja o desafíos en la crianza de los hijos.
Salud física y mental: enfermedades crónicas, dolencias físicas y condiciones mentales como la ansiedad o la depresión.
Impactos de la tecnología: saturación de información, dependencia de dispositivos digitales y presión por estar siempre conectado.
Estas causas, variadas y a menudo interconectadas, muestran por qué el estrés es un problema tan complejo y prevalente en nuestra sociedad moderna. Reconocer y comprender las causas del estrés es el primer paso indispensable para desarrollar estrategias efectivas de manejo que nos permitan llevar una vida más saludable y equilibrada.
Consecuencias del estrés
Las consecuencias del estrés prolongado son múltiples y pueden afectar todos los aspectos de la vida de una persona:
Salud física: problemas cardíacos, aumento de la presión arterial, dolores de cabeza, trastornos del sueño y fatiga crónica.
Salud mental: aumento de síntomas de ansiedad y depresión, irritabilidad, problemas de concentración y memoria y una disminución en la estabilidad emocional.
Rendimiento laboral y académico: disminución de la productividad, errores frecuentes, falta de motivación laboral y creatividad reducida.
Relaciones interpersonales: tensión en las relaciones, aislamiento social, conflictos frecuentes y deterioro de la vida familiar y social.
Cabe destacar que estas expansiones aportan una mayor profundidad al entender cómo el estrés afecta a los individuos y qué medidas pueden tomarse para mitigar sus efectos.
La terminología del nuevo estrés
Es muy probable que ya hayas escuchado o leído los términos que hemos utilizado anteriormente. En realidad, todos están relacionados con la manera en la que interactuamos con nuestro entorno personal, laboral y, muy especialmente, con la incidencia de las nuevas tecnologías en nuestras vidas.
Multitasking
Traducido como “multitarea” en español, hace referencia a la constante división de atención a la que sometemos a nuestro cerebro dejando de enfocarnos en una tarea para intentar llevar a cabo varias a la vez.
Fear of Missing Out (FOMO)
El FOMO o “miedo a perderse algo” es una de las mayores causas de adicción a las tecnologías y las redes sociales que se da hoy día, especialmente en la población más joven. El impulso de estar revisando constantemente si tenemos notificaciones o nuevas interacciones genera una alta tasa de dependencia y estrés.
Burnout
También conocido como el “síndrome del trabajador quemado”, el burnout es la representación de un estrés laboral que se ha vuelto crónico en un trabajador. Se manifiesta como un alto agotamiento físico y mental, una bajada en la productividad y la motivación y problemas de autoestima.
Comprender estos conceptos es esencial para entender las causas del estrés y reconocer las señales de alarma tempranas en nosotros mismos y en los demás. Así será más fácil llevar a cabo intervenciones apropiadas antes de que el estrés se convierta en un impedimento serio para nuestro bienestar.
¿Cómo combatir las causas del estrés?
La mejor manera de luchar contra sus efectos es encontrando el origen de las causas del estrés y previniendo todo aquello que desencadene una reacción de ansiedad o tensión en nosotros. Cada persona es diferente y puede tener métodos concretos que les funcionen más que otros. No obstante, podemos tener en cuenta esta pequeña lista de algunas propuestas sencillas y efectivas para poner en marcha y rebajar el estrés. Permítete no estar ahí siempre para los demás.
Las aplicaciones de mensajería instantánea y las redes sociales son una herramienta ideal para comunicarnos. Aun así, también han desarrollado en nosotros una cultura de la inmediatez que puede generar mucho estrés en las personas. Está bien no contestar al segundo y tomarnos nuestro tiempo para conectar con el mundo de fuera de la pantalla.
Busca alternativas que te generen confort
Si notas que te asalta el estrés, identifica aquello que te hace sentir bien. Puede ser leer, tomar un té, meditar, escribir, hacer la comida, dar un paseo, escuchar música, estirar, regar las plantas… Es importante conocer qué nos calma y nos ayuda a relajarnos para usarlo como herramienta cuando aparece el estrés. ¡Los pequeños gestos ayudan!
La organización es la clave
¿No te ha pasado alguna vez que una tarea minúscula te ha producido ansiedad y luego te has dado cuenta de que le has dedicado demasiado tiempo y te ha quitado la energía para ocuparte de algo realmente importante? Esta situación es muy común, por lo que una buena manera de frenar las causas del estrés es contar con un buen sistema de organización. Hacer listas de las tareas a realizar y ordenarlas por prioridad es un buen comienzo.
Una cosa a la vez
Si antes hablaba de multitasking, su antítesis es el mindfulness, una palabra que seguramente habrás leído varias veces en los últimos tiempos. La premisa del mindfulness es estar presente en lo que se está haciendo para ser consciente de las acciones.
Es muy habitual que mientras estemos viendo una película miremos al móvil constantemente y respondamos a mensajes, dividiendo nuestra atención. Tener varias tareas empezadas al mismo tiempo sin finalizar genera estrés en nuestro cerebro y dispersa nuestra atención, por lo que es muy recomendable enfocarnos en una cosa a la vez para evitar esa ansiedad autogenerada.
Revisa tu “dieta” en redes sociales
Una “dieta de contenidos saludable” en redes sociales puede contribuir mucho a nuestro bienestar. Echa un ojo a las cuentas que sigues y la información qué te aportan, ¿te hacen sentir bien o te generan sentimientos como envidia, agobio o ansiedad? Este punto es especialmente importante durante acontecimientos como atentados, tensión política o desastres naturales.
Por ejemplo, durante la crisis sanitaria, la guerra de Ucrania o la reciente catástrofe de Valencia se ha compartido mucha información falsa y no contrastada. Estas cifras e imágenes tienen mucho impacto emocional en los lectores, pero no siempre son ciertas, por lo que se recomienda no difundir información dudosa y esperar a obtenerla de fuentes oficiales.
Dale un gusto a tus sentidos
El ser humano es un animal altamente sensorial, por lo que percibir que sus sentidos reciben estímulos puede ayudarle a gestionar sus emociones, especialmente las negativas. Si estás en una situación en la que piensas que el estrés te está haciendo perder el control, toma un minuto para utilizar tus sentidos e identifica qué tienes alrededor. Puedes tocar un objeto con una textura que te agrade, como una taza de porcelana o una sábana de algodón; oler la ropa limpia, prestar atención a los sonidos que te envuelven, observar pequeños detalles o saborear algo que vayas a comer. Tu sensación de control sobre la situación será mayor y contribuirá a aliviar tu estrés.
Por otro lado, tenemos el gran problema de que las empresas no le están dando la suficiente importancia a las consecuencias del estrés, sobre todo para las personas con un nivel alto de compromiso. Cuando tenemos personas estresadas en un entorno laboral, dales tiempo, que van a acabar todas igual. El estrés se contagia hasta en un 40%". Hay metas que pueden ser inalcanzables y surgen bloqueos. Queremos llegar a todo y cubrirlo todo. Entonces llega la exigencia de productividad, la sensación de que no te ha cundido el día porque has hecho 20 cosas en vez de 25. Es una bola intragable.
Debemos reconocer que la forma en que manejamos los eventos estresantes tiene una gran influencia en nuestro bienestar tanto psicológico como físico. Por supuesto, mantener la calma cuando se trata de disputas personales, sentirse engañado, trabajar bajo presión, etc., no es simple.
Cuando estamos perturbados, podemos ver cómo se altera nuestro cuerpo; notamos que nuestro pulso se acelera, nuestra temperatura corporal aumenta, algunos músculos se tensan y nuestra respiración se vuelve más superficial y más rápida.
Cuando reconocemos estos cambios y somos conscientes de que nos estamos agitando, lo que puede llevarnos a perder la cabeza, debemos seguir ciertas pautas para mantener la calma.
Vivimos en una cultura exigente donde el trabajo, la formación, las relaciones, etc., son cada vez más complejos, iniciar un negocio o hacer crecer el que ya tienes implica asumir riesgos de algún tipo.
Además, requiere de esfuerzo, actitud y habilidades psicológicas que junto con la proactividad y flexibilidad mental serás capaz de abordar desafíos complejos de manera innovadora.
En tiempos de crisis e incertidumbre, es demasiado fácil perder el control de nuestras emociones, preocuparnos en exceso, llenarnos de pavor y furia, desanimarnos, creer que nada vale la pena, que nada cambiará y que, si lo hace, será peor.
El cerebro siempre busca alarmas para que no nos suceda nada y nos da la razón. Por eso buscamos lo negativo para que no nos afecte. Es un sesgo. Pero si ya sabemos por la ciencia que funcionamos así, hay que trabajarlo para darle la vuelta. El ejercicio mental es tan importante como el físico para nuestra gestión emocional. Es nuestra cabeza la que nos está creando el estrés, por eso hay que tratar de dar el máximo pero cuidando siempre nuestra salud.
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